viernes, 20 de mayo de 2016

La Dicotomía del Género

Luna Issabella Erebos


Desde el inicio de las grandes civilizaciones, y con ellas el nacimiento de la sociedad como tal, a cada ser humano se le asignó un rol dentro de la misma. Dicho rol se dividió según el sexo del individuo, el cual refiere a aquella condición de tipo orgánica que diferencia al macho de la hembra, al hombre de la mujer. El rol de la mujer era, básicamente, la reproducción y el del hombre la producción, esto quiere decir que la mujer estaba designada a tener niños, cuidarlos a ellos, a su marido y al hogar, y los hombres debían encargarse de llevar el sustento para su familia. Con el pasar de los años y la evolución de la sociedad, estos roles fueron flexibilizándose y ampliándose de manera lenta, especialmente el de las mujeres, permitiéndoles así trabajar y desempeñar otras funciones; sin embargo esto no significa que hayan desaparecido ciertos estereotipos ligados a lo que debe o no hacer una persona según su género. A pesar de los grandes avances evolutivos, los Roles de Género han truncado de alguna manera el avance de la sociedad.

            Pero, ¿qué es exactamente el Rol de Género? Es un término asociado al concepto de género que tiene la sociedad, que, de acuerdo con el Lic. E. Antonio de Moya, se refiere a lo que significa ser ‘‘varón’’ o ‘‘mujer’’ en una sociedad y momento histórico determinado. Establece expectativas sobre cómo deberían actuar las personas de uno y otro sexo en diversas situaciones. El Rol de Género, entonces, alude a las conductas que se consideran adecuadas para hombres y mujeres en el seno de una sociedad, a los deberes, expectativas y limitaciones que tienen y dichos comportamientos dependen de la idea que la comunidad tiene acerca de la masculinidad y de la femineidad. Sin embargo, estos roles no surgen de la nada, aunque no existen registros históricos de cuándo la dicotomía empezó a ser tan marcada y, hasta cierto punto, opresiva y consigo arrastra una gran maleta de estereotipos y prejuicios.

            En unas culturas más que en otras, el rol de la mujer se limita solo al trabajo del hogar, su opinión, razonamiento y voz no son escuchados, enmudecidas desde su nacimiento, cargan con la tragedia de ser mujer hasta el día en que se vuelven polvo. Algunas de estas culturas son regidas por determinados factores sociales o doctrinales, es decir, son guiados por lo que sus creencias dictan. Un ejemplo de estas doctrinas lo podemos ver claramente en diversos pasajes de la Biblia –específicamente en el Antiguo Testamento– donde el rol de la mujer no es solo el servir a su marido y a su casa, sino también el presentarse sumisa ante él y aceptar su palabra, porque es ley. A pesar del gran avance sociocultural de muchos países y pueblos, esto sigue viéndose: mujeres que al casarse deben dejar sus estudios o sus trabajos porque no son cosas que deban hacer. Hoy en día, aún con los logros que se han logrado en favor del sexo femenino, para algunas personas ‘‘de la vieja escuela’’ está mal que las mujeres desempeñen puestos importantes como CEO (Director Ejecutivo) de una empresa, o trabajos forzados como albañiles, plomeras, mecánicas; que decidan no casarse o no formar una familia. Y aunque puede llegar a sorprender, es aterradoramente real, que la mayoría de los que ven con malos ojos esto son las propias mujeres.

            Las mujeres no son las únicas afectadas de manera tan negativa por el Rol de Género al que están sometidas, los hombres por igual se ven encadenados a expectativas y estereotipos, algunos un tanto ridículos. Como el Rol establecido para el sexo masculino es la producción, la sociedad ve con malos ojos cuando un hombre decide hacerse cargo del hogar o cuidar a sus hijos mientras su mujer trabaja, estar de ‘‘mantenido’’, que llore en público o que simplemente muestre sus sentimientos. De cierta forma, mirándolo fuera de lo que siempre se nos ha enseñado de hombres y mujeres, los hombres llevan la mayor carga en cuanto a los estereotipos forjados alrededor del denominado ‘‘sexo fuerte’’. Si bien las mujeres se enfrentan a la dureza del mundo laboral que está ‘‘destinado’’ para los hombres,  estos se enfrentan al hecho de que de ellos se espera que sean el pilar de una familia, que sean el soporte de sus esposas, que sean fuertes psicológica y físicamente y que no se dejen avasallar por nadie; pero son humanos a final de cuentas y el Rol que les toca desde su nacimiento puede, muchas veces, convertirlos en un Atlas, forzados a cargar con el firmamento para que no se derrumbe. Para los hombres pareciera que (como lo expresa la página definición.de en su artículo Rol de Genero) vivir en una sociedad exigente y perfeccionista puede que sea preferible encontrarse en el bando que ‘‘genera’’ menos expectativas.

            Las expectativas que envuelven a los géneros es, de manera llana y cruda, un invento del hombre para dividir más a los hombres, pero a la vez algunas de las características de los Roles son inventos nuevos que han mutado según los prejuicios han surgido en la sociedad. Un ejemplo de ello está en que los tacones, un símbolo de femineidad en el siglo actual, eran usados por los hombres y eran un sinónimo de masculinidad, o el uso del encaje mayor mente por hombres, pertenecientes a la nobleza. Pero no todo es sombrío, con la flexibilidad que se ha dado en los roles ha abierto una brecha por la que poco a poco se pueden suavizar o enviar a un segundo plano, no erradicarlos del todo, pues eso es un proceso mucho más lento. Proceso que se puede iniciar desde los hogares, los mismos que inculcan y estigmatizan a los niños nada más nacer con cosas que parecen sencillas a nuestros ojos, como los colores que deben o no pueden usar según su sexo desde que dan el primer respiro de la vida hasta que mueren, y en las escuelas; estos dos lugares de gran importancia para el desarrollo de los niños son las bases del cambio de mentalidad de nuestra sociedad. Sobre todo, no podemos olvidar, que no importa el sexo con el hayamos nacido o el género que se nos haya asignado, podemos cambiar las cosas, para mejor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario